Bueno, pues por diversos avatares que depara la vida, han llegado a mis manos dos violines a los que se les había caído el alma.
Han llegado a mis manos porque uno es a veces muy «hechao palante» y a todo dice que sí, lo cual a veces es mi perdición. Me dijeron que esto de posicionar almas era muy difícil, y como a mí me atrae demasiado esa palabra dije: «no será tanto…»
Total que viendo vídeos de como se posiciona el alma y la herramienta que se utiliza, y como no se lo que cuesta, pero no me iba a comprar una, me dije que un alambre de calibre suficiente limado a modo de cuña en un extremo y con forma que cogiera el alma por el otro para poder posicionar el alma una vez puesta no tenía que ser muy diferente a dicha herramienta. Y e aquí el resultado:
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Si, ya se que no parece muy ortodoxo ni bonito, pero sirvió:
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