Pues eso, tengo un banjolín (banjo-mandolina). Lo compré hace años, y nunca he conseguido sacarle partido, musicalmente hablando. En parte por lo negao que es uno. Conozco verdaderos músicos que son capaces de hacer una gaita con una cañita de bebida y un preservativo, y música con ella.
No es mi caso.
La cuestión es que su escala es muy corta para el manojo de falos de mi mano izquierda. Los órdenes dobles tampoco son mi fuerte. Suena muy metálico para hacer rítmicas, y como instrumento solista, lo tiene prohibido mi religión (por respeto al oído ajeno).
La buena noticia (pa mí, no pa tí) es que el mástil esta atornillado.
Entonces, tengo varias ideas. Una, sustituir el mástil y cascarle una escala de machote. Cuerdas de nylon (si, de nenaza). Quitarle una de cada par…
Tampoco su tamaño me entusiasma. Me gusta el tamaño de la guitarra, por lo cual surge otra idea, que sería convertir toda la caja de resonancia en un resonador, incrustado en una guitarra de toda la vida. Un reso-banjo, vamos.
La otra que me se pasó por la cabeza es venderlo, pero el luthier que lo fabricó decidió que el traste 6 era debía de ser más grande que el 5, el 10 que el 9, y a partir del 12 ya los efectos del alcohol dieron paso a los del lsd. No es plan vender eso.
La madera es caoba, el diapasón palorrosa, puente de ébano, clavijeros del pryca, cordal y marco de acero y piel de cabra.
Van fotos. Sugerencias porfa…
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