En ese taller imaginario donde todos tenemos cabida baja la tutela del maestro, uno de nuestros compañeros me ha vuelto a demostrar que el taller esta compuesto por amigos dispuestos a echar una mano cuando se les necesita. A veces pasas una mala racha, sin buscarlo ni propiciarlo, algún día tenía que pasar y no puedes evitarlo. Pepe ha estado cuando le he necesitado y merece que escriba unas palabras para agradecérselo. Sé que desde su humildad va a decir que no se lo merece, las personas humildes hacen las cosas sin pensar que alguien pueda agradecerlo.
Gracias Pepe.